Foto: Cris Saavedra @cris.svdr

La prisión política de Mauricio Cheuque

Por Jocelyn Barrera

Mauricio y yo nos conocimos cuando teníamos 17 años. Terminamos el colegio y nos casamos, hace 19 años. Él era técnico en estructuras metálicas y yo técnico social. Él empezó a trabajar en la construcción y yo de manera independiente. Tenemos 4 hijas de 18, 15, 10 y 8 años. Nosotros éramos una familia que cumplía con todas las normas. Pagábamos nuestras cuentas, si queríamos algo nos endeudábamos, a nuestro modo éramos felices.

Para el 18 de octubre de 2019, el inicio de la Revuelta, nosotros veíamos los noticieros en la televisión y todavía creíamos en lo que informaban, pensábamos que se estaba destruyendo Chile, que teníamos que salir a abastecernos de cosas básicas. Semanas después, el 14 de noviembre de 2019, el Estado se ensañó con nuestra familia. Ese día Mauricio fue a trabajar y en la tarde fue a visitar a su mamá a La Victoria. Después se encontró con unos amigos, y me avisó que se quedaría a dormir allá. Salieron a comprar cervezas y se cruzaron con una marcha en el sector, que se desarrollaba con motivo de la conmemoración de un año del asesinato del joven mapuche Camilo Catrillanca por parte de carabineros. Mauricio estaba mirando cómo la gente de la marcha corría de la represión policial, cuando fue atropellado por carabineros, cayó al suelo y fue brutalmente golpeado. Lo subieron a un bus policial y estuvo horas secuestrado. Nadie sabía nada de su paradero. Lo buscamos en distintas comisarías y no lo encontrábamos.

El día 16 fue formalizado con los cargos de porte y lanzamiento de artefacto incendiario y homicidio frustrado, bajo la ley de seguridad del Estado. Pese a que no había pruebas en su contra, y que el examen de hidrocarburos salió negativo, el tribunal aceptó la solicitud de la fiscalía y decretó medida cautelar de prisión preventiva por 60 días mientras duraba la investigación. Es lo más duro que hemos vivido como familia. Hasta ese momento, nunca habíamos tenido ningún problema judicial, ni con carabineros y nunca habíamos participado en cosas políticas.

Recién una semana después de su detención, pude verlo. Él tenía diversas lesiones, tenía su nariz quebrada, él mismo tuvo que retirar la sutura de un corte de 16 centímetros en su pierna, ya que en la cárcel jamás tuvo atención médica. Nos contó que había sido torturado y humillado por su apellido mapuche y que los carabineros se habían jactado de que levantarían un montaje en su contra. El proceso judicial estuvo lleno de irregularidades. El Estado es un monstruo frente al cual uno se siente tan pequeña, pero una se puede hacer inmensa con la ayuda y solidaridad de la gente. En total Mauricio estuvo preso 1 año 2 meses y 19 días. Finalmente, se realizó el juicio y se comprobó la inocencia de Mauricio. Salió en libertad, pero la fiscalía hizo todo lo posible para anular el juicio y volverlo a encarcelar. Por suerte no lo lograron y Mauricio fue totalmente absuelto de los cargos en su contra.

Foto: Cris Saavedra @cris.svdr

En este camino, nos dimos cuenta que había cientos de casos como el de Mauricio. Nos dimos cuenta que el Estado se ensaña con cualquier persona que sea detenida en el contexto de alguna manifestación. Con mis hijas éramos muy tranquilas, muy tímidas, pero a raíz de esto llegamos a encadenarnos  en el ex Congreso Nacional para exigir la libertad de Mauricio, en conjunto con los estudiantes de la ACES, que nos apoyaron mucho. Todas las semanas salimos a la calle, con mis hijas, con mi familia, con mi madre, acompañadas de mucha gente logramos que internacionalmente se supiera del caso de Mauricio, y de todos los presos políticos. Con esto presionamos para que cayera este montaje. Aprendimos a no soltar las calles. Aprendimos a no callar, y conocimos la verdadera solidaridad.  

Ahora vemos que el 18 de octubre de 2019 nos cambió la vida. Esto nos cambió como familia, nos abrió los ojos a mí y a mis hijas. Empezamos a ver todas las injusticias. Nos dimos cuenta que en Chile se castiga a quienes tienen apellido mapuche, a quienes quieren un país mejor. Entendimos por qué la gente se cansó de las injusticias, de tantos abusos, de no tener oportunidades. El Estado privatizó todos nuestros derechos, vivimos en una precariedad permanente. Se dice que es por los últimos 30 años, pero esto ha sido de toda la vida, en la que nuestros padres, nuestros abuelos han sido vulnerados en todos sus derechos.

Y la respuesta del Estado de Chile ha sido levantar montajes judiciales, violar, mutilar, torturar y matar a cualquier persona que sea detenida en el contexto de cualquier manifestación pacífica, aunque sea alguien que ni siquiera esté participando de ella. Vivimos en una dictadura disfrazada de democracia. En Wallmapu han hecho esto por décadas. En Chile hay presos políticos, y lo estamos pasando muy mal. El Estado nos destruyó, como a miles de familias. Sin embargo, nos reinventamos, nos paramos y ahora estamos más firmes que nunca para seguir luchando contra el terrorismo de Estado hasta que liberen a todos los presos políticos.