Foto: Lorenza Soto @lorenzataelph

Hay que cambiar Chile para que podamos saber qué es la justicia

Por Gustavo Gatica @gustavogaticav

Mi mamá es educadora de párvulos, mi papá profesor de educación básica, mi hermano profesor de historia, mi hermana falleció cuando ella tenía 18 años y yo 8. Mis papás siempre nos enseñaron a obedecer todas las normas, ellos creían en el Estado. Con mi hermano molestábamos a mi mamá cuando para el 27 de abril llevaba a sus alumnos a sacarse fotos con carabineros. Ella siempre le tuvo respeto a la institución. En el 2017 entré a estudiar sicología en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Allí viví desde adentro el movimiento estudiantil. Vi por primera vez los lesionados que dejaba carabineros en cada manifestación, los disparos con perdigones y las quemaduras del agua del guanaco. Siempre había heridos.

El 8 de noviembre de 2019, fui al sector de Plaza Italia, hoy Plaza Dignidad, a hacer registros gráficos de la represión policial. En ese momento no dimensionaba tanto el riesgo de andar con una cámara ni del ensañamiento de carabineros con los reporteros gráficos. Ese día había ya más de 200 personas que habían perdido sus ojos por disparos de la policía, pero uno nunca piensa que le va a pasar a uno. Llevaba un par de horas entre la multitud, cuando de pronto recibí dos disparos directo en mis ojos, de decenas que percutó el coronel de carabineros Claudio Crespo ese día. Tuve la fortuna que me llevaron a la Clínica Santa María, donde me sometieron a diversas cirugías. Pese a todo el esfuerzo quirúrgico perdí la visión de ambos ojos. Recibí desde el inicio mucha solidaridad, fui muy bien atendido por todo el personal y casi no tuvimos que pagar nada. Recibí diversos gestos de cariño, las tías de la cocina me mandaban postres más grandes, por ejemplo, el ex fiscal Carlos Gajardo llegó a la clínica para ofrecerme sus servicios y patrocinar mi causa. Mi caso ha sido muy mediático. Pero a las semanas supe de un compañero de universidad que también fue atacado y fue llevado a la unidad de trauma ocular del Hospital Salvador. A él le dispararon una bomba lacrimógena, tuvo fractura de cráneo, fractura nasal y perdió uno de sus ojos. Lo operaron en la noche y al día siguiente lo mandaron para su casa con paracetamol. A partir de esto, asumí la responsabilidad de reunirme con otras víctimas para visibilizar sus casos y activar las redes de solidaridad. Ha sido bonito conocer a otras víctimas, porque compartimos una herida y una historia que nos une.

Vivir sin mis ojos ha sido un camino lleno de aprendizaje. Al principio no podía ni comer. Me costaba mucho llevar la comida a mi boca. Tuve que aprender a caminar de nuevo, a recuperar el equilibrio. Ha sido muy difícil andar en la calle, porque sin la visión uno toma referencia en los sonidos, pero en una ciudad tan ruidosa como Santiago, es muy agotador. Lentamente he ido logrando tener una vida más autónoma. Aprendí nuevamente a usar el teléfono, el computador.

Foto: Lorenza Soto @lorenzataelph

El 11 de marzo de 2020 regresé por primera vez a la Plaza Dignidad. Mi principal motivación era unirme a la protesta porque se cumplían 2 años del gobierno de Sebastián Piñera, que nos ha hecho tanto daño como país. Mi segunda motivación era demostrar que nos pueden hacer mucho daño, pero que no nos van a quebrar. Fue muy emotivo recibir tanto cariño de la gente ese día, fue muy emocionante. Ha pasado un año desde entonces, y este 11 de marzo de 2021, volví al sector, no a la Plaza, pero sí a la Galería Cima para promocionar el lanzamiento del programa “Música en Resistencia” en el cual trabajo en la producción, y que pueden verse en evadiendo.cl

Yo sé que las autoridades dicen que en Chile no existe violación a los derechos humanos, que son hechos aislados, aunque los hechos demuestran lo contrario. En mi caso incluso dijeron que los propios manifestantes me habían atacado. Pero gracias a diversos registros gráficos, aportados por la gente que estaba ese día cuando me dispararon, se ha podido establecer cómo sucedieron los hechos, y responsabilizar judicialmente a Claudio Crespo. Hay que reconocer que la prensa tradicional ha jugado un rol importante en la desinformación. Por ello, yo nunca he dado una entrevista a los canales de televisión. Por ejemplo, hace poco Canal 13 emitió un video del día que me atacaron, y lo tenían guardado sin haberlo aportado antes a esta causa que ha sido tan mediática. La PDI tuvo que ir al canal a buscarlo como evidencia.

Foto: Lorenza Soto @lorenzataelph

Lo más grave es que las violaciones a los derechos humanos cometidas desde octubre de 2019 no han tenido consecuencias políticas, judiciales, ni de ningún tipo. Hay todo un aparataje del Estado que permite que esto siga sucediendo con total impunidad. Uno queda con un sentimiento de desamparo. Uno no sabe en qué confiar. Esta es la realidad de Chile, y es esto lo que queremos cambiar. Recién en agosto del 2020 Crespo quedó en prisión preventiva, pero en un recinto especial para oficiales, lleno de privilegios. Encuentro injusto que tengan cárceles especiales. Yo tengo ganas de soltar esta etapa, quiero seguir adelante con mi vida, para ello espero que el proceso judicial termine pronto, y que el carabinero que me dejó ciego pague con cárcel, que no siga siendo un peligro para la sociedad.

En Chile no existe la justicia. Por un lado, hay una clase privilegiada que haga lo que haga, nunca va ir a la cárcel, y por otro están los agentes represivos del Estado que gozan de total impunidad. Por eso tiene que haber un cambio estructural, para que podamos empezar a creer en algún tipo de justicia. También habría que cambiar a las policías por completo. Yo espero que en este y en todos los casos se haga justicia, pero es difícil, no sé qué es justicia para las víctimas de este tipo de crímenes. Vemos a las generaciones anteriores, a familiares de detenidos desaparecidos que nunca tuvieron justicia. Realmente no soy capaz de dimensionar cómo se imparte justicia para casos como estos. Hay que cambiar Chile para que podamos saber qué es la justicia.

Leave a Reply